lunes, 28 de noviembre de 2011

Elecciones... Saben lo que les (nos) espera?...

Regularmente evito entrar en pláticas de ciertos temas aquí en España, uno de ellos es la política. Pero esta vez, ante las elecciones generales que acaban de celebrarse aquí en España y ante el bombardeo de información generada y sobre todo, por las posibles consecuencias de los resultados, es inevitable hacer algún comentario. Nunca he sido una persona políticamente activa y no se que tan irresponsable sea eso; en mi juventud me integre en cierto sentido al Frente Juvenil del PRI, mas por casualidad que por convicción y así como llegue, así me fui y mis decisiones políticas regularmente iban hacia el partido que teóricamente ofrecía mejores condiciones (o mínimo, que mantuviera las mismas) al sector tan maltratado de profesorado y educación al que pertenecen mis padres.
No pretendo decir cuales son mis preferencias, ni que tendencias políticas me jalan y aunque lo hiciera no causaría revuelo alguno, siento que en México, aunque es un tema "delicado", no es un tema tabú, del cual nos cause mucho problema o conflicto hablar de ello, no se si esa misma irresponsabilidad de no ser tan activos políticamente es la que nos permite esa libertad de hablar del tema sin sentirnos agredidos o señalados. En mi experiencia, en México, manifestarse a favor o en contra de algún partido político no te señala públicamente como antisistema, derechista o ultraderechista, facha, izquierdista o como quieras llamarle y que los cambios que se han dado han sido y serán, mas por desgaste de lo antiguo, que por propuestas nuevas y convincentes de mejora. Comprendo que esos cambios probablemente nos lleven nuevamente a manos de viejos dinosaurios, pero esa, por ahora, es otra historia.
Al punto al que quiero llegar, es ver las diferencias entre las elecciones en México y en España, y sobre todo, la forma en que la sociedad de bar lo vive. Tengo un conocido mexicano, que se considera un experto en todo tipo de temas políticos y sociales, que comentaba lo tranquilo, pacifico y civilizado que se vivía este proceso en España y no miente, a diferencia de México, en España existe menos agitación social acarreada y claramente mucha mas transparencia en todo el proceso. Eso solo puede ser bueno, pero no todo es así.
Aquí en España, manifestarse a favor de algún partido político, te hace ser señalado casi como un miembro extremista de las políticas y/o conceptos que teóricamente rigen en ese partido, por ejemplo, si tienes afinidad por el PSOE, entonces eres un izquierdista, comunista y básicamente un rojo de mierda, a su vez, si eres del PP, eres un pijo derechista, católico, que añora la época de franco, intolerante ante lo nuevo y con un extremo orgullo de ser español, incluso, manifestarte a favor de otras cosas, te puede señalar casi como separatista y hasta con principios terroristas. No estoy en condiciones de decir que es lo mejor para la sociedad española, solo que me sorprende mucho la intolerancia y la radicalidad de los conceptos, por ejemplo, esta radicalidad incluso se traslada al deporte, mezclando equipos deportivos con ideas y enfrentamientos políticos, o por que te guste algún canal de TV o algún programa de televisión, eso define tu posición política. Me parece que la diversidad es básica y muy importante y no puede ser descalificada por esos conceptos tan extremos que en realidad ni llegan a eso, me da la impresión de que esos conceptos políticos son casi caducos y antiguos y también que mi posición de extranjero y mi pasividad política me da un poco, solo un poco de imparcialidad para ver como se desenvuelven, como descalifican, como aprueban y como veo el proceso político sin que me afecte emocionalmente, como al final, sin importar el partido político creen ser, en cierto sentido, el centro del mundo, sin comprender al 100% que ha habido factores ajenos internacionales que han afectado muchísimo su política, y sobre todo, el centro de todo el problema, su economía y que a mi forma de ver, esos factores son tan fuertes, que su crisis y situación hubiera sido la misma sin importar que partido político que estuviera al mando, por lo tanto, considero que el resultado tan apabullante de estas elecciones se debe a lo escrito anteriormente, mas por desgaste que por propuestas convincentes de cambio.
Hay un mexicano, Román Revueltas Retes, para quien no sepa quien es, el es un violinista excelso, director de orquesta desde hace mas de 20 años, ha escrito libros y es columnista de algunos de los principales periódicos de México, colaborador de programas de radio, experto en temas políticos y deportivos desde un enfoque muy social y coloquial, habla 6 idiomas, ha realizado sus estudios en diferentes países europeos, se ha presentado musicalmente por todo el mundo, en fin, alguien a mi consideración, autorizado a hablar con un poco mas de precisión de temas como este, de las elecciones y los posibles cambios en España vistos desde fuera, es por eso, que termino este post, reproduciendo una pequeña y muy concisa columna escrita por el:

 

Votaron por Rajoy y no saben lo que les espera...

El gobierno de Zapatero aplicó dolorosas políticas de derechas a una población que, por eso mismo, decidió votar por… la derecha. Pobres españoles, en todo caso; no han visto nada todavía y les espera lo peor: austeridad galopante (aunque parezca un oxímoron la aplicación del adjetivo), asfixiante recesión, más desempleo —sin remedio posible debido, precisamente, a la antedicha austeridad— y nulo crecimiento económico porque la prioridad, en estos momentos, no es la reactivación del mercado ni el impulso al consumo sino, por el contrario, la reducción del déficit en las finanzas públicas y el rembolso de unas deudas cuyo pago va a ser mucho más agobiante porque la prima de riesgo decretada por los mercados impone unas tasas de interés exorbitantes a un país que se encuentra bajo sospecha de no poder solventar enteramente sus obligaciones.
La política social —es decir, todas aquellas medidas y disposiciones que un gobierno ejecuta para ayudar a los sectores desfavorecidos de la población y paliar, dentro de lo posible, las desigualdades— será drásticamente reducida. Es más, ya han comenzado unos recortes que afectan a los ancianos que viven solos en las diferentes comunidades, a los pacientes de los hospitales estatales, a los alumnos de las escuelas públicas y a los funcionarios de una administración de la cual varias dependencias van a ser pura y simplemente eliminadas. Por cierto, esos miles de burócratas que van a ser echados a la calle ¿encontrarán acaso empleo prontamente en un entorno de aplastante recesión? No lo creo. Y, en lo que toca al pago de la deuda pública y la reducción del déficit —cosas, ambas, que se solventan con los impuestos de los ciudadanos, o sea, con la plata que ellos mismos generan al trabajar, comerciar, invertir e innovar dentro del mercado— ¿de dónde diablos van a provenir los recursos si la actividad económica se va a ver radicalmente frenada? Y todo esto, además, dispuesto despreocupadamente por un gobierno sin problemas de conciencia… Pobre España.