miércoles, 8 de agosto de 2012

Adios Chavela Vargas...

Crónicas de una Cantina…
Adiós Chamana.




“…¡Quién pudiera reír como llora Chávela!...”

Desde hace mucho tiempo la vida bohemia me ha llamado la atención, esa forma descuidada de ver la vida de un modo diferente, relajado, disfrutando de placeres y lugares fuera de horarios comunes, profundizar en cualquier tema sin importar las críticas, pero siempre afrontándolas de manera directa y desgarbada;  de que siempre exista una incertidumbre creativa a punto de estallar, con la seducción continua de encontrar y construir nuevas y emocionante anécdotas… Pfff… tal vez he idealizado la palabra y un concepto, pero el punto al que quiero llegar es a identificar ese tipo de personas, los bohemios de verdad, esos que han creado y mitificado estilos de vida…  

Antes de continuar, seria excelente identificar que es la “bohemia”; El término hace referencia a la cultura de los gitanos, tradicionalmente llamados «bohemios» en Francia (en francés: bohémien) por haber llegado desde la región de Bohemia, en la actual República Checa. Se refiere a un modo de vivir de ciertos sectores socioculturales con una escala de valores diferente a la de la sociedad sedentaria y burguesa, en particular artistas e intelectuales.

El término como tal: Bohemia aparece por primera vez en el siglo XIX en la obra del romántico Henri Murger Escenas de la Vida Bohemia ("Scènes de la Vie de Bohème")

Y hoy quiero escribir acerca de un icono de ese estilo de vida, quiero escribir y compartir acerca de Chávela Vargas.

Cuando pasas tiempo fuera de tu país, tu sentimiento nacionalista te hace valorar (muchas veces forma desproporcionada) las cosas comunes de tu país, notas esos matices que nos hacen únicos y que nos hacen sentir orgullosos, te das cuenta que cada vez perdemos más identidad por querer parecernos a alguien más… queremos ser más “americanos”… queremos vivir su música, sus costumbres, sus marcas, sus productos… y descuidamos lo nuestro. Un caso singular podría ser el de Chávela Vargas.

Esta cantante histriónica, a mi forma de ver, reúne perfectamente la definición de ese estilo de vida, sin ser excelsa, reunía unas cualidades únicas que no se aprenden en escuelas de arte o de canto, sino simplemente la cualidad de hacer las cosas auténticas y con sentimiento, tal vez en esas dos cosas radica la diferencia que los hace trascender. Como una vez lo escribí acerca de Lila Downs: “La Belleza y el Privilegio de ser Diferentes”

Irónicamente, me da la impresión de que fuera de México, Chávela era más valorada y reconocida de lo que era en México; era vista como un gran icono cultural, no faltaran los pseudointelectuales que ahora se agarren de su imagen y presuman lazos con ella o que realicen falsos homenajes…  la primera ya salió, la supuesta sobrina que “conoce” todo acerca de su tía…  pobre Chávela, se retorcería en su tumba solo de imaginarlo. Por cierto, contrario a lo que pensamos, Chávela no era Mexicana, ella nació en Costa Rica, pero por convicción propia adquirió la pertenencia a México.

Entre este tipo de personajes bohemios, parece que existe una conexión, tal vez esa conexión se deba a que solo entre ellos mismos se sienten normales, tal vez entre ellos viven en una extraordinaria normalidad, sería interesante formar parte de una tertulia entre personajes de este tipo, o tal vez solo los estoy idealizando, pero una muestra de esto puede ser la devoción que le tenían Sabina y Almodóvar a Chávela, gente en “apariencia” más auténtica y sin necesidad de fama o reconocimiento que al parecer expresa sus sentimientos por la persona y no solo por la inercia del evento.

Ha sido tanta la admiración de Sabina hacia Chávela que incluyo algunas frases de ella en sus canciones, ha sido más auténtica su admiración que valora y escribe acerca de sus reuniones, de cómo fue su interés de querer conocerla, de manifestarla como una de sus referentes y amigas cercanas, deja a un lado las falsas poses estilo paulina rubio (si, escrito como es ella, con minúsculas), que anda llorando en twitter la perdida de esa señora…

Hace un par de días, Sabina le ha dedicado una columna en el Diario el País a Chávela… transcribo un par de párrafos:



“…Será difícil, por ejemplo, olvidar cómo la conocí. Fue una noche de hace unos veinte años, en Madrid, en la sala Morasol. Dijo: “Yo vivo en el bulevar de los sueños rotos”. Y yo tuve que escribirle una canción con esa frase. Ya se había recuperado de su alcoholismo. Calculaba que había bebido algo así como 1,8 millones de botellas de tequila y solía decirme cuando me veía beberlo a mí: “Joaquín, ese tequila tuyo es muy malo; el bueno de verdad ya nos lo bebimos José Alfredo Jiménez y yo”. Al conocer la triste noticia, que todos veníamos anticipando, he sentido la necesidad de bajar al bar a tomar uno a su salud, aunque el brebaje sin ella siempre será de los malos.

Aquella primera vez, pedí a Pedro Almodóvar que nos presentara. Al acercarme, escuché cómo él le contaba quién era yo, pues Chávela no tenía la menor idea. “La admiro desde niño”, le dije. “Yo también le admiro mucho a usted”, contestó. Ante la mentira, exclamé. “Vete a la mierda”. Nos fundimos en un largo abrazo que nunca aflojamos hasta ayer mismo, incluso aunque no pudiéramos vernos en su última visita a España, un viaje que quizá no debió hacer, pues no estaba en condiciones. Entonces, yo estaba de gira y a ella la ingresaron en un hospital.

Con su desaparición se pierde una manera de cantar llorando, un quejío inigualable, una expresividad fuera de lo común. Unos cojones y unos ovarios nunca vistos en la música popular desde la muerte de Roberto Goyeneche. Ella no vendía una voz, vendía un estilo. Era una maestra en perder la primera al tiempo que ganaba lo segundo. Algo en lo que yo, sin duda, tengo mucho que aprender. En estos momentos de pérdida me digo, como en la canción: ¡Quién pudiera reír como llora Chávela! Y recuerdo estas palabras de Almodóvar: “Desde Jesucristo nadie ha abierto los brazos como ella…”



El destino es caprichoso y a veces más para personajes con experiencias magnificadas como las de ellos. Hace un tiempo una revista muy “rosa”, de esas que no tienen nada que ver con cosas auténticas, de esas que están más preocupadas por el outfit del momento, le hizo una entrevista a Chávela, en todo momento quisieron darle un toque solemne, pero Chávela dándose cuenta de la falsa modestia y esos toques intelectualoides dignos del mejor hipster, decidió tomar la batuta, e irónicamente hizo un texto a modo de obituario… hoy al releerlo me doy cuenta de su valor, imagínate tener la capacidad de escribir en unas líneas tu modo de vida, lo que hiciste y como eras, es una oportunidad que no tendremos todos los mortales.

Transcribo 100% lo escrito por ella… no hay mejor despedida.



Obituario de Chávela Vargas

Por: Chávela Vargas

Si, viví hasta el final en San Joaquin de las Flores, en Heredia una provincia de Costa Rica. Nadie se pierde allí, en ese pueblo de un metro cuadrado. Cuando me preguntaron por mi vida, amores e historias, siempre respondí con otra pregunta: Díganme la dirección, tuve vida, amores e historias por país, por lugar, por calle.

Si se tratara de España, a mi esa Península me corre por las entrañas, la adore. La camine y un gitano me llamaba: Chávela, allí está tu calle! Dos cuadras después, una placa en el edificio esquinero escribe: "Calle Chávela Vargas", en la noche, dos gitanas pasan y tiran claveles. Mis amigos están allí, son tantos, Pedro, Macarena Rey, tantos.

México fue mi hogar. Claro, siempre seré mexicana tuve papeles. Yo adopté mi pasaporte. Pregunte a cualquiera, hasta a la Muerte le canté rancheras. En tierra azteca se corren rumores de que la Chávela era de Acapulco, otros, dicen que era de Monterrey. Viví en casa de Frida (Khalo), tomé todo el alcohol con Diego (Rivera). Comentan que inspiré a Juan (Rulfo); llore con Agustín (Lara). Ellos murieron. Ahora me tocó a mí

Seguiría con la geografía, pero hay que aceptar el domicilio. Nací en Costa Rica. A nadie le importa, a mí me duele. Siempre se detuvo el tiempo cuando toqué suelo tico. Me fui a México, como las otras, huyendo, aún niña. Allí lloré con Yolanda (Oreamuno) las mismas lágrimas de quien vive el destierro de la apatía.

Cuando necesitaba desacelerar el paso del tiempo venía a Costa Rica, a San Joaquín, donde vive mi familia. Allí nada sucede, sola comí, leí, dormí, pensé. No hubo más que resentimiento. No fui nadie allí. No existí. Fui un ser rarísimo que no existió. Desconcertante. Se hablaba de mí sin hablar. Allí aprendí la soledad de Neruda. Me encontré mil veces recordando a Lorca:

Soledad de mis pesares

Caballo que se desboca

Al fin encuentra la mar

Y se lo tragan las olas… 

Pedro (Almodóvar) anda con la idea de un homenaje, él sabe que lo amo, cuando nos reuníamos me torcía la mirada si Miguel (Bosé) se pasaba con los besos. Ambos quedaron claros de quién es la que los amó. Pedro fue mi amigo, me lo llevé en el alma. En México ya nos reunimos todos, el homenaje a mi voz fue en septiembre. Aunque me dejó tirada en cada borrachera, amé a Joaquín (Sabina), siempre juntaba papeles sucios en los bares para escribirme cartas de amor. Sí, del suelo. Arrugados. Siempre me mandaba recados con cochinadas. Chávela: "voz de rayo de luna llena". Nos amamos. Amé a su esposa. Mi lengua libre fue amiga y enemiga, por ella hoy mi cuenta está en cero: sin deudas. No le debo nada a nadie. Ya dejé el bulevar de los sueños rotos. Lo que quise hacer lo hice: soy Chávela Vargas. La Vargas.

Mi Gabo. Con él almorcé una vez al año en cualquier país, hasta casi el último momento, aunque tenía dos años de no buscarme. Cuando me llevó a Aracataca entendí que Cien años de soledad se escribió sola, cada rostro de esa Macondo fue retratado en las cuatrocientas tantas páginas.

Quiero que mis amigas mexicanas me recuerden en un atardecer. Que me vean tranquila. España, que no olvide mis borracheras y los días con canción. Nadie más va a contestar cuando la llamen “Chávela, yo espero verte llegar por Sevilla!!” en una tarde de toros.

Que las feministas no me lloren. Que no me salgan con películas documentales, si no es Pedro, no es ninguno. Ya que no me hablen de moral, no es ni doble ni triple, eso ya pasó de moda. Hoy es moral o pornografía.

No me llevé nada más que mi alma y mis recuerdos. Me fui en un ataúd, que es lo que se usa. No había otra cosa en qué irme, porque estaría fuera de moda. Dirían: "¿y eso? ¿Chávela invento irse en otra cosa?, seria horrible.

En las manos llevo la gloria. Yo me he muerto sin agonía. Morí de pie en un escenario, gritando La canción de las cosas simples. Como soy. Como fui. Todo el dinero lo regalé. No traje nada. No dejé nada. No cargo arrepentimientos. Siempre cociné espantoso, ¡qué desmadre era cocinar! Solo en Costa Rica cociné, siempre me dieron buena comida en el resto de los destinos.

Soy una mujer. Orgullosa de ser mujer. Eso no se pierde con la muerte. No me hubiera gustado ser macho. Pasé muchas amarguras por mi carrera, pero todas las olvidé cuando alcancé la gloria. Mi vida la pasé peleando por tener y por no tener. Por cosas hermosas y feas. Cosas que no existen. Hasta que no tuve por qué pelear. Por eso, ya no estoy. Este ya no es mundo mío.

Una vez Salí de los infiernos, pero lo hice cantando; lo hice ayer, hoy lo vuelvo a hacer, esta vez más fuerte: gritando una de José Alfredo (Jiménez). Un balazo y tres tequilas. No tengo dirección. Soy de todas partes y de México. Mi domicilio es desconocido. Canto. Canté. No hay más que una Chávela. La Vargas.








Hoy leí en un periódico:

De acuerdo a su filosofía, Chávela Vargas no murió, trascendió y se despidió como las grandes: abarrotando el Palacio de Bellas Artes, el máximo escenario cultural de la capital”

… no sé qué decir, suena tan ostentoso para ella… quizá lo único que ella hubiera querido, es que le dedicáramos el último trago de tequila en aquella mugrosa cantina.

Adiós Chávela.

jueves, 10 de mayo de 2012

Madrid.. hoy te extraño mas... balones y amigos



Hay días donde extraño mas Madrid y sus historias llenas de todo.


Hoy es un día de esos, me acuerdo de las fiestas y reuniones donde siempre había algo interesante.


Esas historias te llevan de manera casual a conocer personas con las cuales nunca convivirías o con historias diferentes, ya que esos países viejos te permiten tocar historias más de cerca.


Una de esas historias es acerca de futbol y cuero curtido.
En ciudades europeas, donde los equipos de dichas ciudades son míticos e históricos, considero que es diferente la forma de admirar a sus equipos a como los admira el resto del mundo; ya que existe un perfil de aficionado en peligro de extinción, un viejo testigo de las antiguas glorias de su equipo aun sin la intervención del marketing y son los que mantienen con hilos de plata esa pertenencia entre los equipos y la gente; esos ancianos aficionados de carne dura que han sido golpeados con martillos de vida hasta ablandarse, recuerdan los partidos como batallas épicas en blanco y negro y narraciones con voces estereofónicas  son los que nos traen el futbol a su parte más rudimentaria. aunque debo decir que no sé si eso me gusta, porque la mayoría de las veces solo tienen su verdad absoluta y descartan lo nuevo, para mi tío Pancho o mi tío Licos (a voz de ellos, grandes futbolistas de la historia de Querétaro jaja) no existe más futbol que aquel donde nacho Trelles mandaba.


Las relaciones y las distancias te crea familias que no esperabas, Ana colombiana de sexy acento fue una de esas personas que a pesar de la gran cantidad de fiesta  que se vio interrumpida por su matrimonio, por ella se creó otro lazo en  Madrid, conoció al típico galán madrileño, calvo prematuro pero un tipo directo que se ganó mi simpatía al verlo de smoking en el autobús, convivimos poco y además de la fiesta,  cuando llegábamos a tocar el tema de moda, el tema de futbol, el tenia datos históricos de futbol, no solo de su “Aleti”, sino del futbol de la capital y de personajes madridistas no tan agradables para mí. La forma en que describía equipos, alineaciones y personajes de épocas pasadas, te hacía pensar en que era un alma vieja en el cuerpo de alguien joven  y es que él se dedica a lo que a muchos nos gustaría, atiende la tienda de deportes de su abuelo y a través de esa tienda él ha vivido de cerca historia del futbol de su ciudad. Ahora que lo pienso, los días que ayude a la esposa de mi primo en deportes ríos, me acercaba a los personajes históricos del futbol queretano jaja.


 Su abuelo, que se llamaba Blas fundo en Madrid en los años 40´s una tienda de deportes y a él se le debe agradecer uno de los saltos más grandes que han dado los balones, ya que, a palabras de su nieto, él abuelo desarrollo y patento en España la válvula automática, “el pivote”


Para esto, la leyenda familiar que transmite el nieto, cuenta que él abuelo se basó en una pelota de frontón y adaptó ese sistema a los balones de fútbol. Nada complicado, pero una gran idea para la época: Una máquina hacía el corte de los gajos, que había que coser al revés. En el último gajo que tenía una perforación, se le daba la vuelta al balón y se le metía la cámara de goma, se pegaba al orificio de la válvula y se cerraba el balón. El resultado fue un balón redondo, sin los llamados “chipotes” y costuras que partido a partido dejaban cicatrices en las frentes de los jugadores tal cual personaje de literatura de Mary Shelley.




El Abuelo empezó a producirlos y los llamo: Cóndor y así se le conoció a la tienda. Estos balones fueron los que uso hasta los años 60 – 70´s la federación española de futbol. ¿Por qué les llamo Cóndor a su marca de balones?  no lo sé, nunca se me ocurrió preguntarlo.





La contribución del abuelo no se quedó en los balones, el nieto alguna vez me conto que su abuelo ya fabricaba de manera artesanal zapatos de futbol, pero después de observar en vivo al “Terceto de Oro”(?) en una gira por España, observo que el calzado de esos jugadores era diferente a la tosca forma en que él fabricaba los zapatos con puntas chatas y duras propias para un golpeo furioso al balón.




Como buen aficionado, el abuelo Blas asistió a los partidos de la gira que realizó por España a finales los años 40´s el San Lorenzo de Almagro. El 23 de diciembre del 46 (fecha que se ha quedado prendada en mi porque un año después nació un papa, por eso se llama Salvador, pero esa es otra historia), los argentinos se midieron en el estadio Metropolitano (Moncloa????) al Atlético Aviación (Uno de los nombres que ha tenido mi “aleti), derrotando al confiado cuadro español por un contundente 4 a 1. Aquel partido sorprendió a los aficionados españoles, que después vieron a los argentinos que casi como médicos, diagnosticaron al futbol español como rudimentario y les recetaron más de 5 goles sin respuesta a la selección española en los últimos partidos de la gira. Dura y elegante medicina.


 El buen trato de pelota y su preferencia por el golpeo con el empeine, prácticamente sin punterazos, acariciando el balón con el interior, era radicalmente diferente a la concepción del futbol que España y probablemente la mayoría del mundo tenía en esos momentos. 


El abuelo observo que los zapatos de los argentinos eran con la punta blanda y con una altura no superior a los tobillos.  Blas abuelo copio, ese diseño para fabricar sus propios modelos de zapatos Cóndor. Las mejoras en cuanto a flexibilidad y libertad de los tobillos aunados al juego “delicatesen” de los argentinos, cambiarían para siempre el modo de jugar en los estadios españoles.


Blasi, me llego a contar que aun guardan como tesoro las plantillas de jugadores míticos como Zarra o las cartas ya viejas que le enviaban en esa época los jugadores a su abuelo, con la silueta de sus pies para la fabricación exclusiva de ese calzado. Es triste que ahora estemos pendientes de otras cosas dentro de esto que queremos tanto y que piquetes de ojo generen más recuerdos que esto.







 


Hablando de balones, futbol y amigos siempre recuerdo algo de Querétaro que cuando yo era niño siempre me encantaba: la escultura o fuente de los balones del mundial 86. Por cierto nunca me he tomado una foto ahí.


Cuando era pequeño y pasaba con mi papá por esa calle, le hacía prometerme que nos detendríamos y eso, obviamente nunca paso. Pero la locura sucedió cuando alguna vez al pasar, vimos a unos niños mojarse en el agua de esos balones, me volví loco, no pensé que eso pudiera hacerse y después de insistir mucho, nuevamente mi papa me prometió que me llevaría, ahora incluso a mojarme ahí, pero como era de esperarse mi papa siempre me sacaba otra historia para no llevarme ahí. Debo admitir que hasta tenía una mochila con una toalla por si a mí papa se le ocurría llevarme, cuando se lo conté a unos amigos, de manera sorprendente al menos dos habían pensado algo similar y varios habían visto a los niños mojarse, ahora entiendo que eran niños de la calle que probablemente se bañaban ahí.
 


Ahora que lo pienso, creo que es un lugar poco agradecido para tan significativa escultura, en breve investigare más sobre esa fuente ya que no creo que haya otro símbolo tan representativo del futbol ajeno a un estadio en mí ciudad, en cuanto lo haga procurare comentarlo por aquí e iré a tomarme una foto y por si se lo preguntan, me llevare mi toalla por si acaso.


viernes, 27 de abril de 2012

Ni con fútbol (Barça) ni sin fútbol (Real Madrid)



El varapalo ha sido tremendo. Los dos mejores equipos del mundo, Real Madrid y Barcelona, estaban llamados a jugar la final de Munich desde el sorteo de grupos. Pero el fútbol se ha encargado de demostrar, una noche más, que se rige por leyes exclusivas. Ni el equipo que jugó o intentó jugar -el Barcelona- pudo con el fútbol cavernario del Chelsea ni el Real Madrid, que jugó a las tabas, fue capaz de hacer algo decente ante el Bayern.

Casi fue más sangrante lo del Madrid porque el encuentro frente a los alemanes fue un autorretrato. El Madrid es un equipo sin juego pero con pegada. Y cuando la pegada no aparece, queda la nada, la vulgaridad y el descrédito. El Madrid hizo un ejercico de racanería -uno más- y demostró que su fútbol le alcanza para andar por casa en chancletas y para pillar al Barça cuando Messi está despistado. Pero no le llega para empresas mayores.

Mourinho apenas se encuentra con tres o cuatro partidos grandes al año. Los dos del Bayern pertenecen a esta serie. Y es ahí donde se le ven las costuras. A él y a sus fichajes. Khedira no es jugador para el Real Madrid. Tampoco se entiende su empeño en sacar a Kaká en un partido como el de anoche. Fue como poner a un gatito a cruzar una autopista de siete carriles. Florentino Pérez tiene que quitarse a ese jugador de encima como sea, aunque lo tenga que regalar.

Igual que el Barcelona tiene muchas cosas que revisar, el Real Madrid también tiene que entrar a boxes. Se acusa a los azulgrana de vivir pendientes de Messi, pero al menos se le ven otros recursos. El Madrid es martillo y sólo martillo... hasta que llega un rival que no se llama Espanyol o Sporting.

A beneficio de inventario queda la colección de gestos, aspavientos, títeres y marionetas de Mourinho en el banquillo. Mientras su equipo se caía a pedazos, él se dedicaba a hacer jueguitos con un señor serio y educado como Heynckes o a abrazar al cuarto árbitro. Luego, le faltó tiempo para recordar que el Bayern había estado de vacaciones el fin de semana. Qué descaro.

Que le aproveche la Liga al Real Madrid y a Mourinho porque lo que es el juego, da pena.

Texto tomado del diario Marca.