lunes, 24 de febrero de 2014

La Licenciada.




Terry tenía 5 años y estaba a punto de salir del kínder. Terry era un niño hiperactivo, siempre corriendo y causando muchas molestias a sus maestras y sobre todo a sus compañeritos, Terry era un clásico golpeador de kínder, en realidad se llamaba Luis, pero por todas las acciones mencionadas, era conocido como Terry por ser el niño más terrible de la escuela. Definitivamente era todo un patealoncheras.

 

Él vivía solo con su Mamá, su Papá por problemas legales no podía vivir con ellos. Su Mamá les contaba a todos que su Papá había hecho algunos trucos financieros que no salieron como el esperaba y que la Licenciada de la empresa donde trabajaba lo descubrió e hizo que la justicia tomara acciones legales contra él. Había sido un proceso largo y doloroso en todos los sentidos para la familia de Terry, sobre todo en el económico, ya que toda la familia estaba acostumbrada a vivir con esplendor y ahora con el
Papá de Terry en la cárcel, todo era más difícil… la Mamá de Terry siempre molesta y triste culpaba a esa maldita licenciada…

 

La realidad era que el Papá de Luis no estaba la cárcel, él se había enamorado de alguien más y los había abandonado, su Papá se había ido con la Licenciada de la empresa donde trabajaba y la Mamá de Luis no soportaba eso, estaba tan herida y humillada que mejor se inventó ese cuento de la cárcel para no quedar como tonta, decía que prefería quedar como la esposa de un criminal, que como una cornuda abandonada…

Luis no entendía que pasaba, ni sabía que significaban todas las palabras y conversaciones que oía acerca de su Papá… Él no sabía nada acerca de cárceles, ni de licenciadas, pero estaba seguro que era algo muy muy muy malo, tan malo que se había llevado a su Papá…  aunque de cierta manera,  nada de eso le importaba, solo le importaba que su Papá no estuviera cerca y sin darse cuenta, por ese motivo él también estaba enojado y triste y empezó a mostrarlo a todos… tal vez en ese momento dejo de ser Luis para convertirse en Terry. En Terry el patealoncheras.

 

Terry traía “fritos” a todos los niños del kínder, golpeaba, pateaba y era implacable con todos sus compañeritos de la escuela.  Nadie se atrevía a confrontarlo, parecía que siempre estaba dispuesto a llevar la contraria y era insoportable con todos los niños. No le gustaba ver feliz a nadie. Terry tenía su propio reino de terror infantil.

 

Pero como todo lo que empieza, algún día tiene que terminar; un día el reino de Terry llego a su fin.

 

Y ese día, ese buen día llego cuando Terry se topó con Raul.

Raul era su compañerito de clase, también tenía 5 años, pero a diferencia de Terry, Raul era un niño amable y juguetón, Jamás había peleado y era compartido con todos, vivía con sus papás y estaba orgulloso de ellos, siempre contaba a todos las actividades que realizaban juntos, para él, sus papás y sus actividades eran lo más importante. Sus papás eran licenciados y así se comunicaban entre ellos en casa:

- Buen día Licenciado – Decía la Madre,

 

- Buen día Licenciada – Contestaba el padre.

 

A Raul le gustaba mucho eso, que sus papás parecían siempre estar contentos.

 

Terry no soportaba que Raul si pudiera hacer cosas con su Papá, eso lo enfurecía y un día y sin motivo alguno, en la mitad de la clase, Terry se abalanzo sobre Raul.

 

Terry sabía que el pequeño Raul no era un rival para su furia, así que confiado, el pequeño bravucón soltó el primer y único golpe en el rostro del pequeño Raul…No pasó nada heroico,  Como era de esperarse Raul cayó al suelo y lloro… justo cuando Terry iba a soltar el segundo golpe para terminar con su fechoría, Raul a manera de instinto, buscando la protección de su Mamá, grito: Licenciada!!!...  y  al oír eso, el pobre Terry se quedó de hielo, se quedó congelado…  no pudo soltar otro golpe, se detuvo, no podía actuar ante eso…  Ese engendro que tanto miedo le causaba, estaba presente, si la licenciada se había llevado a su Papá que era grande y fuerte, el seguramente estaría indefenso ante eso… A Terry le dio pavor.

 

Licenciada!!…  esa palabra maldita en la vida de Terry lo hizo temblar, él  no quería que se lo llevaran esos demonios llamados licenciada. Ese terror lo paralizo y a partir de ese día, Terry no podía actuar mal, cada que se enojaba o sentía algún impulso violento, siempre le venía a la mente esa palabra, como si fuera una invocación de algo malo contra el… él creía que por las noches vendría ese ente, la licenciada y se lo llevaría a la cárcel  si hacia algo malo.

 

El tiempo paso y Terry primero por miedo a la licenciada evitaba ser malo y empezó a comportarse mejor, después a Terry se le olvido eso de ser malo y violento, olvido todos esos impulsos, se convirtió en un niño normal y le gusto sentirse así, le gustaba no estar siempre enojado, Terry dejo de ser el patealoncheras e  incluso se convirtió en el mejor amiguito de Raul.

 

Con el tiempo, la Mamá de Terry se consiguió un novio y aparentemente todo volvió a la normalidad.

 

Raul siguió siendo el mismo buen niño de siempre y su Mamá siguió siendo licenciada…   en nutrición.


 




jueves, 6 de febrero de 2014

El mejor hijo del mundo.


Sergio siempre les decía a todos que lo más importante para él era su familia.
Él se jactaba de venir de una familia tradicional y con valores y le gustaba mucho que la gente le aplaudiera eso, el sentía que el externar eso lo hacía ser una mejor persona.

Sergio tenía algunos años viviendo fuera de su país, él vivía en España y por sus actividades la comunicación con su familia era cada vez menos frecuente. Cuando él se fue de su casa, les llamaba a diario a su familia y les contaba todo con excelsos detalles, pero poco a poco las llamadas se hicieron menos frecuentes y menos detallistas. Pero, aun si, Sergio siempre decía que lo más importante para el, era su familia. El añoraba visitarlos, pero cuando tenía oportunidad de hacerlo, siempre surgía algo extraordinario y nunca podía, siempre pensaba: “será en las próximas vacaciones”, pero cuando llegaban esas próximas vacaciones, volvía a salir algo extraordinario: más trabajo o algún viaje a un lugar diferente y al final, el pobre Sergio siempre terminaba diciendo lo mismo: “será en las próximas vacaciones”.

En ese año a Sergio le iba muy bien en su trabajo, era reconocido por sus colegas, tenía una linda novia, buenos amigos y por las actividades comerciales que realizaba en su trabajo, él era invitado a muchos eventos sociales importantes en la ciudad. Él vivía tranquilo y cómodo hasta que un buen día, a él se le ocurrió que si él no podía visitar a su familia, el haría que su familia lo visitara. El costo no importaba, de todos modos, él siempre decía que su familia era lo más importante.

Su familia nunca fue de grandes viajes, así que esto sería una gran aventura y cuando por fin pudieron visitarlo, fue algo mágico, se abrazaron y se rieron lo que pudieron. Visitaron muchos lugares y ciudades, tomaron muchas fotos y se esforzaban por hacer cada lugar y ocasión muy especial, todos sabían que era algo que difícilmente se repetiría y estaban ansiosos por vivir y crear nuevas experiencias, nuevas anécdotas que contar y eso alegraba mucho a Sergio, porque el sentía que sus anécdotas familiares ya estaban muy cansadas e incluso  algunas habría que jubilarlas.

Los días pasaron y se fueron como llegaron: rápido, y la familia de Sergio se tuvo que ir. Él se sentía triste y reafirmaba ante todos que lo más importante para él, era su familia y cada que pensaba eso, él sin duda, se sentía el mejor hijo del mundo.

La navidad y celebración de año nuevo en esa ocasión fue diferente, todos los amigos de Sergio pudieron ir a visitar a sus familias y Sergio y su novia tenían pocas opciones, una de ellas era con una Amiga de ellos que era de la misma ciudad natal que Sergio,  ella estaba con su hermano y tampoco tenían muchas opciones y aunque casi no se conocían,  decidieron pasar la celebración de año nuevo juntos.

Sergio, gustoso de la fiesta en grande, imagino que sería algo reventado y extremadamente festivo,  pues no todos los días puedes celebrar el año nuevo! - pensaba-; pero todo fue solemne, formal y educado. Eso no le importó a Sergio, el estaba decidido a pasarla bien de cualquier manera;  hablaron del clima, de la sociedad, de política, de vinos y de cosas que él pensaba que eran de adultos.

Su amiga les contó una actividad que su familia repetía cada año nuevo y era que cada uno compartía con todos los presentes lo más importante que les había sucedido ese año. A Sergio le encanto esa idea! Y sin dudarlo quiso participar.

Uno a uno fue contando lo mejor de ese año, hubo de todo, viajes, bodas, fiestas, hijos, etc... Mientras tanto, Sergio estaba ansioso por contar lo suyo y hasta agradeció ser el último de todos.

Cuando fue el turno de Sergio, el platico emocionado y orgulloso lo mejor que le había pasado ese año...

Les conto casi llorando y con la piel de gallina, que el día 27 de abril de ese año, el había visto en el estadio Santiago Bernabeu al mejor jugador de futbol del mundo marcar dos goles en un partido memorable de semifinal de champions league, les conto que vio jugar a Messi y que la "Pulga" hizo una faena impresionante en el minuto 87, donde con sus pies de bailarina y su velocidad felina, partió desde el centro del campo, deshaciéndose de cuatro jugadores para marcar el segundo y más bello gol de la noche con un tiro cruzado suavemente ante la salida del gran portero español Iker Casillas, les conto que Messi lo hizo con gran facilidad y estética y que se veía tan superior que era como ver jugar a los niños de sexto contra los del primero de primaria... Sergio les contó que estaba en un palco y que festejo como un niño entre puros aficionados madridistas y que eso le había causado una de las mejores sensaciones y experiencias de su vida!

De repente, su novia lo interrumpió y le recordó a Sergio que después de mucho tiempo ese año lo había visitado su familia...

...Todo fue silencio.




De ese silencio que da vergüenza....


Él siempre se había jactado que su familia era lo más importante y había olvidado su visita.


Sergio ya no se sintió el mejor hijo del mundo...
Sergio se sintió el mejor aficionado del mundo.






miércoles, 15 de enero de 2014

Me gustaba ir a verte.


A veces cuando estaba aburrido es cuando más iba a verte.

No sé ni a que iba, solo me gustaba ir a verte.

Algunas veces, cuando iba a verte estabas acompañada y otras veces estabas muy sola, podrías pensar que cuando te encontraba acompañada yo sentiría celos, pero nunca fue así, incluso creo que cuando estabas acompañada me encantabas aún más, de cualquier manera, así somos los hombres enamorados no?… Nunca me quedo claro que me gustaba más, si encontrarte sola o acompañada, ahora entiendo que  todo dependía de mi humor, lo más raro es que cuando estabas sola yo hablaba menos y a pesar de que yo sabía que no era así, en esos momentos sentía que solo eras mía.

Me gustaba ir a verte, no tenía un horario para hacerlo, pero me gustaba ir a verte, por las noches tenías una luz que incitaba al pecado y por las mañanas se te notaban en el rostro las huellas de muchas batallas nocturnas, pero no importaba, me gustaba ir a verte. Nuestro amor siempre fue amor de calle.

 Me gustaba ir a verte porque  siempre fuiste sencilla y sin pretensiones…  aunque cuando lo decidías, tú podías ser la más elegante y la mas cosmopolita de todo Madrid.  

Me gustaba ir a verte a pesar de que tenías amigos extraños, pero tú nunca me hiciste a un lado, cuando yo llegaba siempre me abrazabas e incluso llegue a sentirme igual de extraño que ellos. Sí, me gustaba ir a verte.

Me gustaba ir a verte incluso cuando yo tenía pocos euros,  tú siempre fuiste comprensiva y nunca exigías más de lo que en ese momento yo podía pagar. Eso me encantaba de ti, que siempre te adaptabas a mí.

Me gustaba ir a verte por que pasábamos noches increíbles,  al empezar nunca sabíamos cómo terminarían esas noches, bebimos todo lo que pudimos y vimos todo lo que pudimos, hubo noches fugaces y hubo noches intensas y aunque terminaba muerto de cansancio, siempre volvía a ti.

Por eso... A veces cuando estaba aburrido es cuando más iba a verte.

No sé ni a que iba, solo me gustaba ir a verte.

Debí visitarte más,  Mi querida Malasaña.










Mi querido barrio de Malasaña.