Hay
días donde extraño mas Madrid y sus historias llenas de todo.
Hoy
es un día de esos, me acuerdo de las fiestas y reuniones donde siempre había
algo interesante.
Esas
historias te llevan de manera casual a conocer personas con las cuales
nunca convivirías o con historias diferentes, ya que esos países viejos te permiten
tocar historias más de cerca.
Una
de esas historias es acerca de futbol y cuero curtido.
En
ciudades europeas, donde los equipos de dichas ciudades son míticos e
históricos, considero que es diferente la forma de admirar a sus equipos a como
los admira el resto del mundo; ya que existe un perfil de aficionado en peligro
de extinción, un viejo testigo de las antiguas glorias de su equipo
aun sin la intervención del marketing y son los que mantienen con hilos de
plata esa pertenencia entre los equipos y la gente; esos ancianos aficionados
de carne dura que han sido golpeados con martillos de vida hasta
ablandarse, recuerdan los partidos como batallas épicas en blanco y negro y
narraciones con voces estereofónicas son los que nos traen el futbol
a su parte más rudimentaria. aunque debo decir que no sé si eso me gusta,
porque la mayoría de las veces solo tienen su verdad absoluta y descartan lo
nuevo, para mi tío Pancho o mi tío Licos (a voz de ellos, grandes
futbolistas de la historia de Querétaro jaja) no existe más futbol que
aquel donde nacho Trelles mandaba.Las relaciones y las distancias te crea familias que no esperabas, Ana colombiana de sexy acento fue una de esas personas que a pesar de la gran cantidad de fiesta que se vio interrumpida por su matrimonio, por ella se creó otro lazo en Madrid, conoció al típico galán madrileño, calvo prematuro pero un tipo directo que se ganó mi simpatía al verlo de smoking en el autobús, convivimos poco y además de la fiesta, cuando llegábamos a tocar el tema de moda, el tema de futbol, el tenia datos históricos de futbol, no solo de su “Aleti”, sino del futbol de la capital y de personajes madridistas no tan agradables para mí. La forma en que describía equipos, alineaciones y personajes de épocas pasadas, te hacía pensar en que era un alma vieja en el cuerpo de alguien joven y es que él se dedica a lo que a muchos nos gustaría, atiende la tienda de deportes de su abuelo y a través de esa tienda él ha vivido de cerca historia del futbol de su ciudad. Ahora que lo pienso, los días que ayude a la esposa de mi primo en deportes ríos, me acercaba a los personajes históricos del futbol queretano jaja.
Su
abuelo, que se llamaba Blas fundo en Madrid en los años 40´s una tienda de
deportes y a él se le debe agradecer uno de los saltos más grandes que han dado
los balones, ya que, a palabras de su nieto, él abuelo desarrollo y patento en
España la válvula automática, “el pivote”
Para esto, la leyenda familiar que
transmite el nieto, cuenta que él abuelo se basó en una pelota de frontón y
adaptó ese sistema a los balones de fútbol. Nada complicado, pero una gran idea
para la época: Una máquina hacía el corte de los gajos, que había que coser al
revés. En el último gajo que tenía una perforación, se le daba la vuelta al
balón y se le metía la cámara de goma, se pegaba al orificio de la válvula y se
cerraba el balón. El resultado fue un balón redondo, sin los llamados
“chipotes” y costuras que partido a partido dejaban cicatrices en las frentes
de los jugadores tal cual personaje de literatura de Mary Shelley.
El Abuelo empezó a producirlos y los
llamo: Cóndor y así se le conoció a la tienda. Estos balones fueron los que uso
hasta los años 60 – 70´s la federación española de futbol. ¿Por qué les llamo
Cóndor a su marca de balones? no lo sé, nunca se me ocurrió preguntarlo.
La contribución del abuelo no se
quedó en los balones, el nieto alguna vez me conto que su abuelo ya fabricaba
de manera artesanal zapatos de futbol, pero después de observar en vivo al
“Terceto de Oro”(?) en una gira por España, observo que el calzado de esos
jugadores era diferente a la tosca forma en que él fabricaba los
zapatos con puntas chatas y duras propias para un golpeo furioso al balón.
Como buen aficionado, el abuelo Blas
asistió a los partidos de la gira que realizó por España a finales los años
40´s el San Lorenzo de Almagro. El 23 de diciembre del 46 (fecha que se ha quedado prendada en mi porque un año después nació un
papa, por eso se llama Salvador, pero esa es otra historia), los argentinos
se midieron en el estadio Metropolitano (Moncloa????) al Atlético Aviación
(Uno de los nombres que ha tenido mi “aleti), derrotando al confiado
cuadro español por un contundente 4 a 1. Aquel partido sorprendió a los
aficionados españoles, que después vieron a los argentinos que casi como
médicos, diagnosticaron al futbol español como rudimentario y les recetaron más
de 5 goles sin respuesta a la selección española en los últimos partidos de la
gira. Dura y elegante medicina.
El buen trato de pelota y su
preferencia por el golpeo con el empeine, prácticamente sin punterazos,
acariciando el balón con el interior, era radicalmente diferente a la
concepción del futbol que España y probablemente la mayoría del mundo tenía en
esos momentos.
El abuelo observo que los zapatos de
los argentinos eran con la punta blanda y con una altura no superior a los
tobillos. Blas abuelo copio, ese diseño para fabricar sus propios modelos
de zapatos Cóndor. Las mejoras en cuanto a flexibilidad y libertad de los
tobillos aunados al juego “delicatesen” de los argentinos, cambiarían
para siempre el modo de jugar en los estadios españoles.
Blasi, me llego a contar que aun
guardan como tesoro las plantillas de jugadores míticos como Zarra o las cartas
ya viejas que le enviaban en esa época los jugadores a su abuelo, con la
silueta de sus pies para la fabricación exclusiva de ese calzado. Es triste que
ahora estemos pendientes de otras cosas dentro de esto que queremos tanto y que
piquetes de ojo generen más recuerdos que esto.
Hablando de balones, futbol y amigos
siempre recuerdo algo de Querétaro que cuando yo era niño siempre me encantaba:
la escultura o fuente de los balones del mundial 86. Por cierto nunca me he
tomado una foto ahí.
Cuando era pequeño y pasaba con mi
papá por esa calle, le hacía prometerme que nos detendríamos y eso, obviamente
nunca paso. Pero la locura sucedió cuando alguna vez al pasar, vimos a unos
niños mojarse en el agua de esos balones, me volví loco, no pensé que eso
pudiera hacerse y después de insistir mucho, nuevamente mi papa me prometió que
me llevaría, ahora incluso a mojarme ahí, pero como era de esperarse mi papa
siempre me sacaba otra historia para no llevarme ahí. Debo admitir que hasta
tenía una mochila con una toalla por si a mí papa se le ocurría llevarme,
cuando se lo conté a unos amigos, de manera sorprendente al menos dos habían
pensado algo similar y varios habían visto a los niños mojarse, ahora entiendo
que eran niños de la calle que probablemente se bañaban ahí.
Ahora que lo pienso, creo que es un
lugar poco agradecido para tan significativa escultura, en breve investigare
más sobre esa fuente ya que no creo que haya otro símbolo tan representativo
del futbol ajeno a un estadio en mí ciudad, en cuanto lo haga procurare
comentarlo por aquí e iré a tomarme una foto y por si se lo preguntan, me
llevare mi toalla por si acaso.
1 comentario:
amo a madrid hace 2 años que parti de alli ,,y hasta hoy la extraño es una ciudad maravillosa la amo ,,saludos ,,comparto tu cariño
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